El dolor pélvico crónico (DPC) es una afección común,
costosa y de gran impacto en las mujeres. A menudo no se encuentra una causa
específica, lo que hace que el tratamiento sea desafiante. Este boletín de
práctica proporciona directrices para la evaluación y manejo del dolor pélvico
crónico, especialmente cuando no se explica completamente por patologías
ginecológicas, urológicas o gastrointestinales identificables. El manejo se
basa en la extrapolación de tratamientos de otros síndromes de dolor crónico, debido
a la limitación de estudios específicos sobre el DPC.
El DPC se define como dolor que proviene de los órganos
pélvicos, y típicamente dura más de 6 meses. Se caracteriza por ser recurrente,
debilitante y asociado a consecuencias emocionales y sexuales. La prevalencia
varía, con cifras que oscilan entre el 2.1% y el 24% para el dolor no cíclico,
el 8-21% para la dispareunia y entre el 16.8% y el 81% para la dismenorrea. Los
trastornos comunes asociados con el DPC no ginecológicos incluyen síndrome de intestino
irritable, cistitis intersticial y disfunción del piso pélvico.
Fisiopatología:
La evidencia actual apoya el concepto de sensibilización
central, que ocurre cuando el dolor periférico provoca una respuesta exagerada
por parte del sistema nervioso central. Esto lleva a un procesamiento anormal
de la información sensorial, lo que provoca una mayor percepción del dolor,
incluso en presencia de estímulos inocuos. La sensibilización central es
fundamental para explicar por qué el dolor por endometriosis persiste a pesar
de los tratamientos.
El diagnóstico diferencial para el DPC incluye una amplia
variedad de causas, que se pueden clasificar en:
- Visceral: Problemas de los
sistemas ginecológico, gastrointestinal y urológico.
- Neuromusculoesquelético: Síndromes
musculares y de tejidos blandos, como la fibromialgia y el síndrome de
dolor miofascial.
- Psicosocial: Factores
emocionales y psicológicos, como el abuso físico y sexual, la depresión y
la ansiedad.
El DPC es multifactorial, por lo que es importante abordar
tanto las causas físicas como los factores psicológicos y emocionales, a través
de un enfoque interdisciplinario.
La evaluación inicial incluye una historia médica detallada
y un examen físico exhaustivo, con especial atención a los sistemas neuromusculoesqueléticos
y viscerales. Se recomienda utilizar cuestionarios de evaluación para ayudar en
la detección de condiciones comórbidas como la depresión y el síndrome de
vejiga dolorosa. El examen físico debe incluir la palpación del piso pélvico,
la pared abdominal y los músculos del área, buscando áreas de hipersensibilidad
que reproduzcan el dolor del paciente.
El tratamiento del DPC debe ser individualizado y puede
incluir múltiples enfoques terapéuticos:
- Terapias
Físicas:
- Fisioterapia del piso pélvico: Se utiliza para
tratar la hipersensibilidad muscular y la disfunción miofascial. Incluye
técnicas como la movilización de tejidos y la liberación miofascial.
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Ayuda a los
pacientes a manejar los aspectos emocionales del dolor crónico, mejorando
la percepción del dolor y la calidad de vida.
- Tratamientos
Farmacológicos:
- Medicamentos neurológicos: Los inhibidores
de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SNRIs) y la gabapentina
están recomendados para tratar el dolor neuropático asociado con el DPC.
- Analgésicos opiáceos: No se
recomienda su uso como tratamiento de primera línea debido a los riesgos
de dependencia y efectos secundarios, aunque pueden ser útiles en
situaciones agudas.
- Tratamientos
Procedurales:
- Inyecciones de puntos gatillo: Son útiles para
aliviar el dolor en los músculos del piso pélvico y en los puntos gatillo
abdominales.
- Botox: Aunque la evidencia es inconclusa, se
puede considerar para el tratamiento del dolor miofascial refractario a
la fisioterapia.
- Laparoscopia y ablación nerviosa: No se
recomienda como tratamiento rutinario para el DPC, debido a la falta de
evidencia robusta sobre su eficacia.
- Terapias
Complementarias:
- Acupuntura y yoga: Se consideran
útiles para el tratamiento del DPC de etiología musculoesquelética,
basándose en estudios que muestran su eficacia en el manejo de dolor
crónico en otras áreas del cuerpo.
Además, se recomienda:
- La
fisioterapia del piso
pélvico,
la TCC y la terapia sexual son recomendadas
para tratar las causas miofasciales y psicosociales del DPC.
- Medicamentos
neuropáticos,
como los SNRIs y la gabapentina, son eficaces para el tratamiento del
dolor neuropático asociado con el DPC.
- El
uso de opioides debe evitarse y,
en caso de estar en tratamiento, los pacientes deben ser desensibilizados
lentamente.
- Las
inyecciones de puntos
gatillo
y otros tratamientos intervencionistas pueden ser útiles en algunos casos.
- La cirugía para la
liberación de adherencias no debe ser un tratamiento de rutina para el
DPC.
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